sábado, 29 de noviembre de 2014

Alimento

Y sobre la nieve, hasta la orilla, huellas anudándose. Abro
las manos: las cenizas de mi madre

se elevan,

preñan
las estrellas

que respiro.

viernes, 28 de noviembre de 2014

Obediencia

Alineados junto a los cincuenta y cinco
kilómetros de carretera, parterres de carne
humana

que vestimos, maquillamos,

antes de habitarlos por última vez
y para siempre.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Jedwabne

Nuestros vecinos nos enterraron en el bosque, ocuparon nuestras casas, araron nuestros campos y bebieron nuestro amor por Dios, comieron de nuestros animales, mearon y cagaron,

vaciándose como nunca antes,

sobre nuestra sangre y nuestras voces, los hijos y las madres, las vidas, las cenizas después del incendio.

martes, 18 de noviembre de 2014

Cenábamos

Mastico en silencio, lentamente, cada uno de los nueve trozos iguales en los que he cortado la carne, trago el sufrimiento del animal abierto en el matadero, me chilla por penúltima vez en la garganta, preñándomela de carne, cerdo desangrándose sobre el suelo de baldosa blanca y en la copa con la que brindaré, brindaremos, en un movimiento levemente pendular alrededor de un desagüe oxidado y sucio en los bordes, por nosotros y vosotros y el triunfo de nuestra triste visión del amor. Pienso, sin poder trazar líneas claras que unan todos los conceptos en una misma red de asfixia, en mi madre dando a luz durante treinta interminables horas, agotada hasta la locura; en mi padre mintiendo al pronunciar su nombre, incapaz de decir quién es, a qué rutinas obedece, de qué pieles es esclavo; en cuerpos que amé y ahora, aquí, en la sala de despiece en la que se ha convertido nuestra vida, se arquean para siempre en la luz que escupo, tensándose hasta estallar; en el sueño que derrumba ciudades dormitorio, demoliciones controladas de mí mismo

que levantan huracanes de polvo cancerígeno, bulbos grises y calientes que desembocan como ríos de estruendo en la conversación de mínimos, vaivén de palabras goteando encima de la mesa, sobre los finos manteles de celulosa con manchas de aceite como constelaciones transparentando la madera, migas que no ayudan a encontrar ningún camino de vuelta a casa a través de ningún bosque de voces y miradas y gestos repetidos en una coreografía que podría calcarse a golpes de pico en la piedra negra que nos rodea día tras golpe tras año tras vida, un buen saco de mentiras que tiene como único objetivo seguir haciendo acopio de bienes inservibles comprados en tiendas de moda a precios irrisorios de verdad, la acumulación de grasa inútil dentro del cuerpo como una perfecta estrategia de camuflaje, el acto de defecar como la cúspide de nuestro amor por el prójimo: pequeños llorosos dignos de anuncio mientras envejecemos y engañamos, ofreciéndonos

a la serpiente en jornadas interminables y cartografiadas hasta la náusea, un archipiélago en el que seguir a la deriva, convencidos de la notable fuerza de nuestras vidas, papel mojado con el que limpiar las manos sucias de culpa, el barro de los pies después

de cruzar los días y el desierto, por vosotros y nosotros y que sea siempre así,

amén.

viernes, 7 de noviembre de 2014

Enfrente

La bala deja una espiral de carne y luz,
ahí, atrapada en el aire que respirarán

mañana, vidas después,

los puercos y los niños,

cada madre,

hasta reconocerme.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Altar

Como yo mismo me entierro en la mujer
que duerme a mi lado, abuso de ella,

la rompo,
la mancho hasta quemarla,

cavando con furia en la tierra
sin culpa,

desangrándola como se desangran
los terneros:

en bacinas de plata
caliente,
envuelta de temblores.

Desapego

Mi padre viola a mi madre
 —yegua,
ni para ésto sirves—,
cada noche
desde hace cuarenta o cien años
contra la pared helada de la habitación
del fondo.

Al otro lado, la hiedra se seca
mientras ella escupe lágrimas y semen,
pieles de serpiente,

se hunde en los relámpagos.

Son minutos agónicos en los que
sólo nosotros cuidamos de nosotros,
una pequeña camada de animales mansos,
incapaces de escoger un camino
distinto
al reservado a los más débiles.