domingo, 31 de agosto de 2014

Peregrina

Pensar en cada golpe estéril
para despertar las turquesas
del sueño.

Un muro donde el héroe se derrama
como se derrama el resto
de hombres tristes

hilvanando
excusas y profundidad abisal.

Mentiras que cosen nuestras vidas,
hubiera dicho.

Alrededor de la sangre y el hueso, envolviendo
la electricidad, la seda mínima,

cada aviso en el clavel
a la deriva, meciéndose
en la nuca.